top of page

Reflexión 

Un agridulce final

Me gustaría decir que ha sido el mejor año de mi vida, pero no lo ha sido. Hemos tenido muchas complicaciones desde que empezó el curso y contra todo, hemos tenido que ir superando los baches que se nos ponían en el camino asumiendo que íbamos dirigidos a una prueba externa en la que se exigen unos conocimientos específicos como era la EBAU, ante la cual no podíamos rendirnos, ni agachar la cabeza, ni parar a tomar aire. A pesar de todo, hemos crecido como personas y estoy segura de que todos los problemas  a los que les hemos hecho frente, nos han hecho más fuertes (aunque de una manera quiás demasiado abrupta). 
Hubiera elegido otro final. Hubiera deseado con todas mis fuerzas que no hubiera una silla vacía en el pasillo de 2º de Bachiller, o que todo el esfuerzo que hicimos desde el primer día de curso por la conviviencia hubiera dado su fruto, o que nos hubiéramos graduado aquel 15 de mayo, exhaustos de una dura semana final de exámenes, que saliéramos a disfrutar de nuestro último patio, que nos despidiéramos de los pasillos, de nuestras aulas, incluso de nuestra mesa y silla que por tanto han pasado a nuestro lado y por supuesto, de nuestros profesores y compañeros.
Aunque no ha sido un final feliz, es un final, y podría haber sido mucho peor. Hemos cerrado una etapa crucial en nuestro crecimiento personal y ahora nos queda el último sprint. Me quedo con las lecciones que me ha dado la vida y sobre todo con la tranquilidad de haber disfrutado cada día como si fuera el último (un día lo fue y no lo sabíamos). 
Respecto a la asignatura, me he dado cuenta de que la bioquímica no me gusta tanto como creía antes, y he cambiado de rumbo, voy a luchar por estudiar medicina y esforzarme por mejorar la vida de las personas. 
No le desearía a nadie pasar por lo que nosotros hemos pasado desde el minuto 1, pero sé que somos una generación fuerte, unida, humilde y con muchas ganas de cambiar el mundo, sé que algún día recordaremos por lo que pasamos con una sonrisa en la cara y nos enorgulleceremos de nosotros mismos, así como del colegio que nos ha visto crecer y no nos ha dejado de lado nunca, ni siquiera en los momentos más difíciles.
Deseo que en nuestra futura graduación pueda quitarme este sabor agridulce de despedida, es lo menos que nos merecemos.
Ha sido un auténtico placer, amigos, profesores, compañeros y colegio.

Reflexión final: Quiénes somos
bottom of page